Edificios bonitos |
Eramos unos cuantos |
Tengo que decir que Cuba ha tenido un extraño efecto en nuestro aparato digestivo. A Julio le ha entrado un hambre voraz y se atiborra de camarones, ropa vieja y helados ( que él insiste en pedir de fresa y chocolate, aunque luego le traen de lo que tienen). Yo, sin embargo, he perdido completamente el apetito. No comería nunca. Supongo que es efecto del calor y de la falta de de gazpacho y ensaladas que hay en la isla.
Nos alojamos en un hotel agradable y tranquilo. La camarera que arreglaba nuestra habitación era una auténtica profesional. Cada día nos sorprendía con nuevos motivos decorativos: un corazón hecho con toallas, rosas en el pomo de la puerta o un elefantito de toallas con rosa en la trompa. La toalloflexia no tenía secretos para ella.
Hall del hotel |
Nuestra camarera se expresa |
Nosotros somos viajeros todoterreno, lo mismo hacemos planes culturales que aventureros. Por eso nos fuimos de excursión a Cayo Blanco en catamarán. Nos bañamos, esnorcleamos (lo que viene siendo bucear con gafas y tubo), vimos peces de colores, anémonas, tomamos el sol y vimos iguanas y cangrejos ermitaños. La verdadera aventura vino a la vuelta, con nuestro capitán y su tripulación borrachos como cubas, con un motor estropeado y barra libre para los turistas. El capitán sacó a bailar salsa a toda chica joven y guapa que fuera a bordo y, sorprendentemente, no se cayó al suelo y llegamos con bien.
Rumbo a Cayo Blanco |
Fauna local |
No me gustan las iguanas |
Paraíso tropical |
Aunque las fotos no abren, el texto es ilustrativo de lo que GABO consideraba real maravilloso
ResponderEliminarQué rabia! Te las mandaré por correo.
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